Los satélites de Júpiter descubiertos hasta
ahora son 67, Esto le da el séquito
de lunas con órbitas "razonablemente seguras" más grande de todos los planetas del Sistema Solar, Las más grandes de ellas, que son los cuatro satélites galileanos, fueron descubiertos en 1610 por Galileo Galilei y fueron los primeros objetos encontrados en orbitar un cuerpo diferente a la Tierra o al Sol. A partir de finales del siglo XIX, y con la mejora e la tecnica de observacion, y de los telescopios, decenas de lunas jovianas mucho más pequeñas se han ido descubriendo y han recibido los nombres de las amantes, conquistas e hijas del dios romano Júpiter o su predecesor griego, Zeus. Las lunas galileanas son por mucho los objetos más grandes en órbita alrededor de Júpiter, cuando las restantes 63 y los anillos comprenden sólo el 0,003 por ciento de la masa orbital total (recientemente, se decubrio que Jupiter, estaba rodeado de una fina capa de anillos).
Ocho de las lunas de Júpiter son satélites regulares con órbitas directas y casi circulares que no están muy inclinadas con respecto al plano ecuatorial del planeta. Los satélites galileanos son de forma elipsoidal debido a que tienen masa planetaria, por lo que serían considerados planetas enanos si estuvieran en órbita directa alrededor del Sol.
Las masas relativas de las lunas jovianas. La parte correspondiente a "Resto de lunas" (las que son más pequeñas que Europa) es una delgada franja que no es visible, y para que lo sea se tendría que ampliar mucho el gráfico.
Los otros cuatro satélites regulares son mucho más pequeños y están más cerca de Júpiter; estos sirven como fuentes de polvo que componen los anillos de Júpiter.
El resto de los satélites de Júpiter son satélites irregulares, cuyas órbitas directas y retrógradas están mucho más lejos del planeta y tienen altas inclinaciones y excentricidades. Estas lunas fueron probablemente capturadas por Júpiter de órbitas solares. Hay 16 satélites irregulares recientemente descubiertos que aún no han sido nombrados.
Sus Caracteristicas
Las características físicas y orbitales de las lunas varían ampliamente. Todas y cada una de las cuatro galileanas sobrepasan los 3100 kilómetros, con Ganímedes siendo el noveno objeto más grande del Sistema Solar después del Sol y siete de los planetas, excluyendo a Mercurio. Todas las otras lunas de Júpiter tienen menos de 250 kilómetros de diámetro, con la mayoría apenas excediendo los 5 kilómetros. Formas orbitales van de casi perfectamente circulares a muy excéntricas e inclinadas, y muchos giran en la dirección opuesta a la rotación de Júpiter (movimiento retrógrado). Los períodos orbitales son tan diferentes que varían desde siete horas (tomando menos tiempo que Júpiter para girar alrededor de su eje), hasta unas tres mil veces más (casi tres años terrestres).Sus origenes y evoluciones
Se cree que los satélites regulares de Júpiter se formaron a partir de un disco circumplanetario, un anillo de acreción de gas y fragmentos sólidos similar a un disco protoplanetario, Estos pueden ser los restos de una veintena de satélites con la masa de una luna galilena que se formaron en la historia temprana de Júpiter.Las simulaciones sugieren que mientras el disco tenía una masa relativamente baja en cualquier momento dado, con el tiempo una fracción sustancial (varias decenas de uno por ciento) de la masa de Júpiter capturada de la nebulosa solar se procesó a través de él. Sin embargo, la masa del disco de sólo el 2 % de la de Júpiter tiene la obligación de explicar los satélites existentes. Así, puede haber habido varias generaciones de satélites con la masa de uno galileano en la historia temprana de Júpiter. Cada generación de lunas habría disparado contra Júpiter debido al arrastre del disco, con nuevas lunas formándose luego de nuevos desechos capturados de la nebulosa solar. Para el momento en que la presente (posiblemente quinta) generación se formó, el disco había disminuido hasta el punto de que ya no interfería en gran medida con las órbitas de los satélites. Los actuales satélites galileanos fueron aún afectados, cayendo en y siendo parcialemente protegidos por una resonancia orbital que todavía existe para Io, Europa y Ganímedes. La gran masa de este último significa que habría migrado hacia el interior a un ritmo mayor al de los dos primeros. Se cree que las lunas exteriores e irregulares fueron originadas con el pasar de los asteroides, mientras que el disco protolunar era todavía lo bastante masivo para absorber gran parte de su impulso y así capturarlas en órbita. Muchas se rompieron por el estrés de la captura, y otras después colisionaron con cuerpos pequeños componiendo las familias que conocemos hoy.
Descubriendo satelites jovianos

Tabla completa de satelites de jupiter:
Mucha mas agua que en nuestro planeta, en algunas de los satelites Jovianos.
Europa, el satélite de Júpiter, tiene el doble de agua que nuestro planeta y Titán, la luna de Saturno, hasta 11 veces más. No obstante, en el Sistema Solar es más común verla en forma de vapor o hielo que en estado líquido.
Un reciente estudio sobre el agua en el Sistema Solar, llevado a cabo por la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, ha señalado que el agua no es una característica única de la Tierra y que lunas como Europa o Titán -satélites de Júpiter y Saturno, respectivamente- tienen mayores cantidades de agua líquida que el planeta azul. Concretamente, los expertos han destacado que Europa tiene el doble y Titán hasta 11 veces la cantidad de agua que poseen los océanos subsuperficiales de la Tierra.
El trabajo destaca que el agua es el compuesto más abundante en el Universo, ya que se compone del primer y el tercer elemento más abundantes, como son el hidrógeno y oxígeno, respectivamente. Lo que sí es una característica especial de la Tierra es el agua en estado líquido. En el Sistema Solar es más común verla en forma de vapor o hielo.
Así, los científicos han explicado que tras la formación del Sistema Solar la mayor parte del agua terminó en los cuerpos planetarios más lejanos encerrada en forma de hielo, tanto en la superficie de los mundos como en su interior. Por su parte, la Tierra al estar más cerca del Sol tiene poca agua, en términos relativos, y la mayoría en su superficie.
"Si la Tierra es una roca húmeda, los satélites de Júpiter y Saturno son bolas de barro congelado", determinan los autores del estudio. El hielo de agua en estos satélites se distribuye de manera más uniforme a través de su interior que en cuerpos rocosos. Por el contrario, la cantidad de agua líquida en Encelado, un satélite de Saturno, y Marte son, según los científicos, demasiado grandes.
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